Lo peor de todo no es que estés enfadado, lo peor de todo es que tienes motivos de sobra para enfadarte.
Tienes motivos, y te entiendo, y respeto todo lo que decidas, pero entiendeme tu a mi un momento: sé que he cometido un error, y por culpa de eso he perdido lo que más necesito en este momento, pero no pienso rendirme. No puedo, no soy capaz. Si me rindo ahora, ¿Qué me queda? ¿Por qué lucho?
Entiendo que hayas explotado, que no quieras ni verme, ahora entiendo que cada vez que yo me reía a ti te hacía daño...
Pero a pesar de todo esto, de todos las veces que he metido la pata, aun sonrío cuando me acuerdo de tus labios junto a los mios, de tus mordiscos, de tus manos, de tu mirada...
Sí a ti te pasa lo mismo, si te ocurre también, perdóname, por favor.
Si no, lo aceptaré.
Si me necesitas solo como amiga.
O si no quieres volverme a ver...
Por mucho que me duela.
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