miércoles, 27 de junio de 2012

Pluma, papel y sentimiento.

Unos pintan, otros hacen deporte, otros música, yo escribo. Y muchas veces pienso, que si no tuviera mi propio reino, el reino de las palabras, explotaría. Lo siento, pero aquí, mando yo. Si no te gusta, adiós.
Puedo ser flexible en muchas cosas, pero no en esto. Porque es lo único en todo el mundo, que es mio, mio y solo mio. Decido yo, y nadie más.

lunes, 25 de junio de 2012

Wait.

Esperaré en algún lugar que tenga una historia que contarme. Donde nadie me vea. Donde estemos solos mi conciencia y yo.

jueves, 14 de junio de 2012

De mayor quiero escribir como Neruda, y como Papini, Bécquer, Shakespeare, Rubén Dario, Machado...

En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto.
Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.
Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo.
Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar.
Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.
También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía.
Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.
Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.
La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás.
Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida.
Pero sé que la vida es otra cosa.
Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.
Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.
Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.
Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.

miércoles, 13 de junio de 2012

Güido.

El rey, el dueño de Italia. Italia, país gobernado por hombres a los que gobiernan mujeres. Mujeres que no son mujeres, que son musas. Musas que están en un alto y frío pedestal, que al caer se dan un golpe de muerte. Hombres a los que solo llama el placer, que solo quieren sexo. Hombres manipulables, hombres que quieren chicas guapas y rubias. Hombres que se enamoran de ''Carla Carlisima''. Hombres que se enamoran de la manera de actuar. Hombres que no se enamoran de la mujer que actúa, sino del papel que representan. Realmente, no saben lo que es amar.
Hombres perdidos, perdidos del todo.
Hombres que, una vez que se dan cuenta de su error, intentan derrumbar el escenario en el que se está representando su vida. Hombres que no se dan cuenta de que, por mucho que derriben la pantalla, esas serán siempre las luces de su vida. Vidas que se resumen en metal. En el metal que forma la lata de una película, y que esconde un contenido en negativos, en fotogramas. Un contenido vacío, merecido. El contenido que dan años de hacer el amor con las actrices secundarías, y no con la amada, con la protagonista.

''-Gracias.
-¿Por qué?
-Por demostrarme que no soy especial''

Hombres creados por instinto animal. Hombres creados por musas. Musas que no son mujeres. Musas que han hecho de Italia, lo que Italia es hoy. 

domingo, 10 de junio de 2012

''Tú dices que amas la lluvia, sin embargo usas un paraguas cuando llueve. Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas una sombra cuando el sol brilla. Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando el viento sopla. Por eso es que tengo miedo cuando dices que me amas''

Bob Marley.




sábado, 2 de junio de 2012

La carne es débil.

''¿Se diferencian en algo, acaso, los placeres de la carne de los del alma?
¿Puede el alma gozar, si no tiene hogar? ¿O el cuerpo disfrutar en ausencia de su alma?
¿En verdad es tan diferente, lo que se puede tocar que lo que se puede sentir?
¿No hay acaso, amores tan fuertes, que pareces poder tocarlos?
¿Y personas a las que puedes sentir, aunque estén en la otra punta de este plano planeta?
Al inicio, nada estaba escrito. Fueron Adán y Eva los que, en su más pura inocencia, y sin conocimiento aún del mal, comenzaron a clasificar, a nombrar, a decidir: ''...esto es el día, y esto la noche. Por el día, al astro rey lo llamaremos sol, y por la noche a aquella luminosa dama cambiante, la llamaremos luna...''
Intenta besar solo con el alma, sin labios, y no sentirás nada. Intenta vivir sin alma, indiferente a todos los actos de este teatro llamado ''vida'', y no sentirás nada.
Intenta buscar el equilibrio entre el alma y la carne, y encontrarás algo por lo que vivir.''