sábado, 26 de noviembre de 2011

DETERMINATE.

-Por lo menos te lo tomas con humor.
Me dice mientras cruzamos este manto otoñal de hojas secas, amarillentas. Enfundada en esto pantalones claros no parezco yo. Me veo tan diferente, me siento tan diferente... Unas botas marrones que me llegan hasta las rodillas. Mis compañeros de clase del año pasado no me reconocerían. Sé lo que me dirían. ''¿Dónde se quedó esa niña que iba con vaqueros rotos y deportivas a todos lados?''. Pero yo no sabría responderles. Me siento distinta, como si algo dentro de mi hubiera cambiado, como si algo hubiera dicho ''¡Basta!''. 
Y no me siento culpable por ello. Todos cambiamos, todos crecemos, todos maduramos, antes o después. A mi me ha tocado más tarde que a otras, pero no lo lamento. 
Puedo fingir que sé lo que me hago, puedo, pero en muchos casos sería eso: fingir. 
No sé si decir gracias a Dios o por desgracia, me ha tocado madurar antes en ciertos aspectos. Mucho antes que otras. Pero eso tampoco lo lamento.
Con 16 años he fumado, he bebido, me he enamorado, he visto llorar a mis padres, he hecho daño y me lo han hecho, he perdido gente y he ganado amigos, me gusta cantar en la ducha, me encanta ver los dibujos animados o las películas de vaqueros con mi padre, me encanta ver concursos en la tele con mi madre, me encantan los ojos de mi hermano, estoy etiquetada para cierta gente de porvida, pero también sé que hay gente a la que no perdería cometiera el error que cometiera. He cometido errores que nunca podré arreglar, supongo que habré hecho también alguna que otra cosa buena. Pero , errores o no, no cambiaría nada. 
Soy lo que soy gracias a todo lo que he vivido. A todo, no solo a lo bueno. Y no me arrepiento de lo que soy, aunque haya personas que piensen que debería.
Me encanta leer, mi autor favorito es Bécquer aunque la mayoría de las veces escriba mal su nombre. Y algún día, me encantaría dedicarme a escribir, aunque nadie me crea capaz. 
Cada año tiene 365 días, de los cuales muchos de ellos no me sentiré capaz de nada. Otros seré feliz. Otros lloraré viendo películas y otros querré comerme el mundo. La clave está en aprovechar cada instante en el que me apetezca triunfar, pues gracias a ellos podré salir adelante.

                                          Pero recuerda: sino lo alcanzas, es que no lo necesitas. 


Tal vez la respuesta sea no preguntarse el porqué

A veces lo mejor es mirar al suelo. Andar con la cabeza gacha, no intentar oponerse, siquiera intentar hablar...
No mirar al cielo; jamás lo alcanzarás. Y no mirar al frente, es demasiado duro. Demasiada carga para mi.

No observes las estrellas hasta que estés preparado para admirar su belleza. No observes la luna hasta que aprendas a verla desaparecer, ni levantes la cabeza pensando que el sol siempre brillará ahí.

Mira al suelo. No es lo que te mereces, pero si lo que tienes. Mira al suelo y ten cuidado. Anda lento, sin pisar ninguna grieta, sin lanzar ninguna piedra, sin cometer ningún tropiezo.

Cuando seas un borrego más, comenzarás a caer bien.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Cuentos chinos. Eso son cuentos chinos. Ni de hadas, ni princesas. Ni de príncipes que las rescaten.

Ni yo soy una princesa ni la vida un cuento de hadas. Si quisiera un príncipe azul, soñaría. Pero no, no lo quiero. Nunca he querido un principe azul de eses que recuerdan a los Ken de las Barbies. Y no voy a empezar ahora por... palabras. Dejémoslo en palabras. No pondré más adjetivos.
Cada cual piensa lo que quiere y como quiere. Y yo ya estoy cansada de ser un títere.
No quiero un príncipe de los de capa y espada, que venga a recogerme en un dulce caballo blanco y me de un beso en una cama de dosel. No quiero un cuento de hadas, no, la vida sería demasiado fácil. No sería vida.
Pero, a pesar de todo, ya tengo mi propio cuento, de hadas o no,  y no necesito que nadie me crea para saber que es verdad. Yo ya tengo un cuento, un libro, una historia, que no escribe nadie más que yo. Bueno, y él. Pero yo elijo las palabras, yo elijo... creerle. Sí, elijo creerle.
Tengo un cuento, y una historia que contar a quien me la crea. Si este número se reduce a cuatro... pues cuatro, es más de lo que yo pedía.
Yo sí creo en mi historia. Más que nada por que la siento. Siento sus besos, y siento sus manos sobre mi piel. Y siento que le quiero, que tengo el peor de los males, que estoy enamorada.


Para los que penséis ''Está loca'', ''es tonta'' o cosas similares, solo os digo una cosa: quien no arriesga no gana.
Y prefiero arrepentirme de una decisión que haya tomado yo, no de la decisión que toméis vosotros por mi.
Aunque ahora mismo... no me arrepiento. De nada.

domingo, 20 de noviembre de 2011

solo dime que es verdad, que todo esto no es un sueño#

No quiero nada más, me basta con que sea verdad. Me basta con las pequeñas cosas, con las grandes sonrisas y caricias a la mitad. Un beso con prisas en cada mejilla, un abrazo a pesar de verte todos los días. Un pequeño muerdo en los labios, aprovechar el poco tiempo que tenemos, que se nos va de entre las manos como la blanca arena de la playa. Reconocer tu tacto de entre un millón, o sus ojos azules, o sus cigarros, cada día de una marca distinta. Sentir como algo invade mi cuerpo cuando te veo o cuando le veo sonreír. No quiero grandes cosas, quiero pequeños detalles. Los grandes momentos no son más que los que ya tenemos, los que hemos vivido, los que nos hacen ser lo que somos.
Una pequeña calada una vez a la semana, otro cigarro compartido y una botella de alcohol que ya no hace efecto. Intentar tocar la misma canción una y otra vez en las cuerdas de una acústica y hacerlo cada vez peor. Pero a pesar de todo, pasarlo bien. Intentar escribir algo que el ordenador aprende a borrar por sí solo. Ver  La vida es bella. Comer en un italiano y que no te sirvan lo que has pedido, pero que aún así te guste, e incluso más. Llorar delante de alguien, para después pintarle el cuello en clase a base de uñas.
No pido nada más, solo pido que sea verdad.
Que sea verdad que estamos juntos, que nos queremos, que somos ''uno''.
Un millón de fotos que guarden sentimientos ocultos, y no tan ocultos. Recuerdos que nos lleguen al alma. Mirar hacia atrás y decir: ''mira cuanto tiempo llevamos juntos''.
Al final, la vida no es como el tetris. Ni como un cuento de hadas. La vida es como nosotros queramos que sea. Recordamos lo que nosotros queremos recordar, y si queremos algo, siempre lo conseguimos. Es nuestra naturaleza, egoísta o no, pero somos así.
Llorar en soledad es fácil, pero más fácil es sonreír en compañia.

domingo, 13 de noviembre de 2011

''Por ese 13 de febrero en el que llovió.'' (I)

Siempre me ha gustado observar las estrellas. Las veo tan grandes, tan bonitas allá arriba, tan numerosas... Esta noche brillan más. O me lo parecerá a mi. Hoy es un día especial.
Hoy contrastan aún más con el cielo negro, color casi azabache. Hay ausencia de luna, y a mi lado falta su perfume, su larga trenza, su blanca sonrisa. Ya hace un año que sentí el sonido de sus tacones alejarse de mi. Esos que tanto le gustaban, marrones. Aún recuerdo como iba vestida. Esos pantalones color beige que marcaban su figura y un pañuelo de flores al cuello. Le sentaba tan bien. Todo le sentaba tan bien.
El humo que sale de mi boca asciende caprichoso, intentando alcanzar el cielo. El cigarro se consume (como yo, cada vez más rápido) y la botella de whiskey ya comienza a flaquear. Otro Chesterfield al cenicero de mi descapotable rojo. Con los pies sobre el salpicadero y la cabeza echada hacia atrás intento dormir. Pero sus ojos no me dejan. Su fantasme me persigue en mitad de este desierto de Arizona, en mitad de la nada. No hay luces en el horizonte. Ni literal ni metaforicamente.
No lo entiendo, fuimos felices tu y yo. ¿Por qué te marchaste? Quizás fue porque pasaba poco tiempo contigo. O tal vez porque discutiamos demasiado. O, la realidad que más me duele, que menos quiero aceptar... porque dejaste de quererme.
Si, puede ser. Bueno, más bien, sí, así es.
Pero cielo, tu sigues siendo parte de mi. Sigues siendo mi único pensamiento. Y ya ha pasado un año, 365 días (366 en realidad), 52 semanas, 12 meses, muchos minutos, y cada segundo te he anhelado aún más que el anterior.
Considero mi vida como un tio vivo, en la que vuelta tras vuelta unos se suben y otros se van. Y no esperaba que tu te bajaras de él, por lo menos no tan pronto.
Aunque fuera solo por ese día. Aunque fuera solo por ese domingo. Por ese 13 de febrero.

martes, 8 de noviembre de 2011

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Irse lejos, más allá de las estrellas, y comenzar de 0. En un lugar donde nadie te juzgue, donde nadie te conozca. En algún lugar. Lejos de aquí.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Una semana sin hablar no hace daño, solo crea ansia#

La realidad es decepcionante. Pero lo peor no es cuando alguien te engaña, es cuando tú te engañas a ti mismo. Porque muchas veces, las personas que más conoces, son las que más te sorprenden. Y porque otras veces sabes que, aunque no lo veas todos los días, sería el primero en defenderte en una pelea, cuidarte de las malas lenguas o secar tus lágrimas aunque él no las hubiera provocado.
Porque me gusta ser tu polo opuesto. Porque nunca olvidaré que siempre aciertas. Por cosas como ese abrazo que me diste sin dejarme ver quien eras. Por compartirlo todo conmigo. Por quitarme las zapatillas en clase en sexto de primaria. Por tantos recreos que perdiste hablando conmigo. Y por la paciencia que tienes. Porque ambos sabemos que tenemos suertes opuestas. Gracias. Solo quiero darte las gracias por demostrarme que la amistad no va unida a los años. Si no a la importancia de los momentos.
Gracias.