Porque me gusta ser tu polo opuesto. Porque nunca olvidaré que siempre aciertas. Por cosas como ese abrazo que me diste sin dejarme ver quien eras. Por compartirlo todo conmigo. Por quitarme las zapatillas en clase en sexto de primaria. Por tantos recreos que perdiste hablando conmigo. Y por la paciencia que tienes. Porque ambos sabemos que tenemos suertes opuestas. Gracias. Solo quiero darte las gracias por demostrarme que la amistad no va unida a los años. Si no a la importancia de los momentos.
Gracias.
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