Ni yo soy una princesa ni la vida un cuento de hadas. Si quisiera un príncipe azul, soñaría. Pero no, no lo quiero. Nunca he querido un principe azul de eses que recuerdan a los Ken de las Barbies. Y no voy a empezar ahora por... palabras. Dejémoslo en palabras. No pondré más adjetivos.
Cada cual piensa lo que quiere y como quiere. Y yo ya estoy cansada de ser un títere.
No quiero un príncipe de los de capa y espada, que venga a recogerme en un dulce caballo blanco y me de un beso en una cama de dosel. No quiero un cuento de hadas, no, la vida sería demasiado fácil. No sería vida.
Pero, a pesar de todo, ya tengo mi propio cuento, de hadas o no, y no necesito que nadie me crea para saber que es verdad. Yo ya tengo un cuento, un libro, una historia, que no escribe nadie más que yo. Bueno, y él. Pero yo elijo las palabras, yo elijo... creerle. Sí, elijo creerle.
Tengo un cuento, y una historia que contar a quien me la crea. Si este número se reduce a cuatro... pues cuatro, es más de lo que yo pedía.
Yo sí creo en mi historia. Más que nada por que la siento. Siento sus besos, y siento sus manos sobre mi piel. Y siento que le quiero, que tengo el peor de los males, que estoy enamorada.
Para los que penséis ''Está loca'', ''es tonta'' o cosas similares, solo os digo una cosa: quien no arriesga no gana.
Y prefiero arrepentirme de una decisión que haya tomado yo, no de la decisión que toméis vosotros por mi.
Aunque ahora mismo... no me arrepiento. De nada.
love
ResponderEliminaryou
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