miércoles, 13 de junio de 2012

Güido.

El rey, el dueño de Italia. Italia, país gobernado por hombres a los que gobiernan mujeres. Mujeres que no son mujeres, que son musas. Musas que están en un alto y frío pedestal, que al caer se dan un golpe de muerte. Hombres a los que solo llama el placer, que solo quieren sexo. Hombres manipulables, hombres que quieren chicas guapas y rubias. Hombres que se enamoran de ''Carla Carlisima''. Hombres que se enamoran de la manera de actuar. Hombres que no se enamoran de la mujer que actúa, sino del papel que representan. Realmente, no saben lo que es amar.
Hombres perdidos, perdidos del todo.
Hombres que, una vez que se dan cuenta de su error, intentan derrumbar el escenario en el que se está representando su vida. Hombres que no se dan cuenta de que, por mucho que derriben la pantalla, esas serán siempre las luces de su vida. Vidas que se resumen en metal. En el metal que forma la lata de una película, y que esconde un contenido en negativos, en fotogramas. Un contenido vacío, merecido. El contenido que dan años de hacer el amor con las actrices secundarías, y no con la amada, con la protagonista.

''-Gracias.
-¿Por qué?
-Por demostrarme que no soy especial''

Hombres creados por instinto animal. Hombres creados por musas. Musas que no son mujeres. Musas que han hecho de Italia, lo que Italia es hoy. 

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