La arena cruje bajo sus pies. Camina por la orilla de la playa, con los pies mojados por esa agua tan salada. Mira a su derecha. El horizonte está naranja, y el sol desapareciendo poco a poco. La primera lágrima muere en sus labios, seguida de otras tantas. Se las recoge con el dorso de la mano, y decide sentarse allí mismo, el lugar le da igual. Solo siente soledad, tanto por fuera como por dentro... Siente frío, en aquel día de verano. Después de todo lo pasado, de todas las esperanzas, solo tiene ganas de un abrazo, suyo. Un abrazo, de él. Lo imagina allí, a su lado, y sonríe sin poderlo evitar. A pesar de todo el daño que le ha hecho y que le esta haciendo, todavia lo quiere, lo ama, con todas sus fuerzas.
De repente, siente una mano sobre la suya. Resignada, mira a su izquierda con los ojos vidriosos y lo ve. El corazón le da un vuelco. Y al verlo, más lágrimas.Él la obliga a escoder la cara en su hombro, entre sollozos.
Él comieza a hablar:
-Mira, no sé lo qque te han contado, no sé lo que te han dicho, no sé nada de eso, pero solo necesito que tú sepas una cosa: yo te quiero. Pienses lo que pienses, me odies lo que me odies, Te amo.
-¿Es que todavía no lo entindes? No te odio, te quiero, demasiado, pero solo de pensar que no me quieres a tu lado... Me duele.
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