jueves, 3 de mayo de 2012

Oak.

Cerca de mi cama, en una pared, hay un dibujo de una preciosa hada enmarcada en la frase de un gran dibujante: ''Duerme para soñar, y no para descansar, porque los sueños están para cumplirse.''
El reloj de Papini, y los buenos lectores sabrán a lo que me refiero, se paró a las 7. Y como muy bien dijo él, solo encontraba dos momentos de sintonía al día con el resto de relojes del mundo. Dos momentos cortos, breves, de un segundo cada uno... Pero dos momentos valiosos, dignos de ser guardados en la memoria de todo aquel que la posea.
Gran cantidad de escritores, de artistas, de GENIOS, han intentado definir la felicidad, y con ella el amor, pero no lo han conseguido. Yo no soy mejor que ellos, es más; estoy a su sombra y los admiro como nadie, pero eso no viene al caso. Así, que yo ni si quiera voy a ''intentarlo''. Sí, entre comillas. Por que ya lo he intentado. Cientos de borradores lo demuestran. Pero si la alegría, si el amor, pudiesen explicarse con palabras, ¿De verdad valdría la pena sentir todo eso? ¿Seguiría siendo algo tan único?
No finjas se feliz constantemente, y aprovecha los momentos en los que realmente lo eres. ¿Felicidad sin tristeza? ¿Risa sin llanto? ¿Luz sin oscuridad? ¿Día sin noche?
Si no conociéramos la oscuridad, no sabríamos valorar todo lo bueno que la luz trae con ella.

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