''Otra lágrima se desbordó y cayó por su mejilla, sonrosada ya de tanto llanto. Pero la atrapó antes de que muriera en sus labios, entreabiertos por los sollozos. En ese momento, se acordó de algo que él siempre le decía.
-Me encantan tus ojos.
-Pero si son unos simples ojos marrones.
-No, no, no, son color coca-cola con hielo- y sonreía, como solo él sabía hacerlo-, además, no es el color. Es la mirada, todo lo que transmite...
Y se acercaba a ella y la besaba hasta quedarse sin aliento. Y sonreía contra el filo de sus labios, y le hablaba horas y horas, contándole lo mucho que la quería...
Vuelve al presente. Ese recuerdo le duele, siente como si algo dentro le hubiera fallado...
Ante esta nueva punzada de dolor se encoge aún más, encima de su cama, abrazando el peluche que todavía huele a él...''
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