sábado, 11 de febrero de 2012

Con solo una caricia, me pierdo en este mar (I)

El sol brilla en lo alto enmarcado en celeste, las nubes parecen pintadas con acuarelas. El frío no cesa, y al pie de la inmensa torre caminan decenas de parejas agarradas de la mano. Hoy está más decorada que nunca, preparada para alumbrar París toda la noche. Es 14. De febrero. Diana se calienta las manos con un café del Starbucks. Lleva el abrigo blanco que tanto le gusta a Leo, y una boina color marrón. Sus ojos son más verdes que nunca. Escucha música desde el iPod solo con un casco. Pablo Alboran. Le encantan sus letras. Deberían entristecerla, después de todo lo que ha pasado... Pero más que eso, la anima. Para por debajo de la torre y se sienta en un banco. Está debajo de un cerezo, ya florecido. Ha quedado con Leo en 10 minutos ahí. Saca el móvil del bolso y busca sus fotos; no lo puede evitar. Sus ojos le persiguen en sueños, y escucha su voz en todos lados. Es como una pesadilla constante...Esas continuas ganas de llorar, ese dolor que le encoge el corazón.
-¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?
Por eso le encanta Leo. Él y sus entradas tan originales.
+Esperar a un idiota.
-¿Un idiota que te ha traído... esto?
Leo le enseña un ramo de rosas rojas que tenía escondidas tras la espalda, y sonríe al ver un brillo especial en los ojos de ella.
+Leo... No hacía falta, de verdad...
-Sí que la hacía. 
Diana sin pensar le da un abrazo. Él solía hacerle regalos como ese cuando estaban juntos... Parecía haber pasado una eternidad, y no superaba los 3 meses. 
+Yo no te he traído nada...
-Yo no lo necesito, tú sí. 
+Me recuerda a él, todo me recuerda a él.
Diana lo ignora, pero esas palabras le duelen a Leo, que no obstante, sonríe.
-Normal, estabas muy enamorada...
+No dejo de pensar en él.
-Pues deberías hacerlo. No te has mudado en vano.
+Pero...
-No, no hay peros. ¿Qué consigues? ¿Qué estás consiguiendo? Hacerte daño. Solo eso. Y todo por un tío. Hace semanas que no sonríes de verdad, como tú solías hacerlo. Hace tiempo que no te oigo reír a carcajadas. ¿Qué te ha pasado? ¿Él te ha cambiado? No consigo aceptar  eso. Es más, creo que no lo aceptas ni tu misma. Te duele más el haber sido tan ingenua que todo lo pasado. Que no es más que eso; pasado. Déjalo atrás, antes de que se convierta en una obsesión.
+¿Te puedo hacer una pregunta?
-Sí.
+¿Por qué me has acompañado hasta París?

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