Yo nunca dije ser una princesa, ni fui besando sapos ni comiendo mandarinas. Hace ya tiempo que encontré una media naranja pero, vaya, mala suerte, se ha podrido. Yo nunca dije que enamoraría con mi canto, ni que sabía que hacer en cada momento.
Ya he lanzado demasiadas monedas al aire con los ojos vendados, ya he escuchado demasiadas cosas como para que las palabras me afecten, ya he aprendido que a la hora de nacer, me tocó el don de no saber que hacer.
Me habéis sobrevalorado, desde el principio. Ni soy de hierro, ni soy lista, ni soy buena, ni soy fuerte por mi misma, yo sola.
Soy una niña, una niña jugando a ser mujer. Una niña indecisa, que va de sabelotodo por la vida y la mayoría de las veces se equivoca. No soy perfecta, y nunca lo seré.
Me arrepiento de las cosas, decepciono a las personas. Y, ¿por qué? Tal vez por que queréis más de mi, por que pedís más de mi de lo que yo puedo dar. Tal vez por que las apariencias engañan.
Las personas no cambian con el tiempo, simplemente muestran como son realmente.
Como me dijo una vez ese amigo capaz de hacerme reír siempre, si yo misma no me defiendo, no defiendo mis intereses, ¿Quien lo va hacer por mi?
Pero... Si yo misma no me conozco, no conozco cada rincón de mi mente, cada uno de mis sentimientos... ¿De verdad alguno de vosotros lo hacéis?
Si intentas tocar el cielo, te asfixias. Si intentas tocar el sol, te quemas. Si intentas tocar el fondo del mar, te ahogas. Así que, me conformo con vivir con los pies en la tierra y observar la luna desde lejos, sabiendo que hay sueños que nunca se consiguen.
Pues son solo eso. Sueños.
Joder, que triste.
ResponderEliminarMer, simplemente eres persona, por eso te equivocas. Es nuestro gran defecto.