Un niño pequeño deseando ser mayor. Creciendo demasiado rápido, se adelanta a las cosas de su edad. Con una sonrisa siempre pintada en la cara y su pelo siempre revuelto. Unos ojos castaños enmarcados con un brillo de astucia en la mirada. Esa mirada, su mirada. Límpida, atrevida, deseosa, inocente, rebelde... cariñosa.
Y su manía de dar siempre la nota, y ese don de hacer reír a los demás. Y ser feliz hasta el final.
Esa huella que deja. Ese cuerpo perfecto para él, esas muestras de cariño, esos besos, esos abrazos que solo él sabe dar, tan cargados de... afecto. Esa manera de llamar la atención. Esas ganas de vivir que solo él tiene, esas ganas de reír a carcajadas, esas ganas de hacer feliz a los demás, y esas ganas de... enamorarse demasiado pronto.
Te ofrezco un mundo de colores, y otro en blanco y negro. Te ofrezco música y ruido, y un lugar tranquilo cuando lo necesites. Te ofrezco una mano, una sonrisa, una mirada, un hombro empapado. Te ofrezco todo lo que pueda dar. Todo, a cambio de una promesa.
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