''Quitándose poco a poco la camiseta, susurrando tu nombre, tú te sonrojas, te acercas, respiras su aliento, susurras te amo, esperas su respuesta durante unos segundos interminables para ti, él te coloca un mechó de pelo detrás de la oreja colocando así su mano en tu nuca, impidiendo tu huida, y mientras te lanza una mirada furtiva, te besa. Al principio te quedas inmóvil, hasta que tu pierna derecha se levanta lentamente y el se aleja. Le agarras de la cintura para que no se vaya. Empieza a decirte algo que para ti tiene la más mínima importancia. Le dices ''sshhh'' y colocas tu dedo índice sobre sus apetitosos labios. Te mira a los ojos, pero los tuyos no pueden despegarse de su boca... Esa boca por la que habías estado noches y noches comiéndote la cabeza, esa boca que ahora es tuya y solo tuya...''
Jorge del Olmo.
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