Podría ver como el cielo se cae ante mis pies sin un ápice de tristeza en la mirada mientras supiera que ''mis'' personas importantes están a salvo bajo cualquier lugar. Podría elegir entre la vida de un desconocido o la de mi mejor amigo sin pensar. El karma me lo devolvería, pero algún día terminaría mi castigo. En cambio, si pierdo a una persona, la pierdo para siempre.
Puede que no tenga conciencia, o puede que si la tenga pero sea diferente a la de los demás. Yo no tengo una vocecita en mi cabeza ni un diablo o un ángel en miniatura en cada hombro. Pero eso, creo que ni lo tengo yo, ni lo tiene nadie. Puede que mi conciencia me dicte cosas que considera buenas, y terminan saliendo mal. Debo ser la única a la que le pase eso.
En la mitología, las sirenas son seres traicioneros que devoran a sus presas tras atraerlas con su canto. ¿Debo daros las gracias por tal metáfora? Debéis de ser vosotros los sordos, por que yo desafino bastante al cantar. Y si me creéis traicionera... lo único que puedo decir es que en tal caso no confiéis en mi, yo no os obligaré a nada.
Por lo que si doy las gracias es por las palabras que me han dado a entender que no soy motivo de ninguna sonrisa, que soy una ''constante decepción''. Aprenderé a callarme y a seguir al rebaño de ovejas si eso es lo que pedís de mi. No me volveré a mostrar ''tal y como soy'', ya que a nadie le gusto así.
Puede que yo, a día de hoy, con todas mis decisiones, halla perdido mucho, pero ¿Quién me asegura que no pueda ganar más? Todo en la vida tiene un motivo, todo sucede por una razón.
Por último, solo diré que tal vez entendemos mal algunas cosas. Con máscaras me refería a fingir estar bien cuando estás mal, o fingir estar mal cuando estás bien. Nunca pensé en máscaras que ocultaran la verdad.
Y creo que antes de empezar las cosas estaban claras.
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