viernes, 13 de julio de 2012

París.

Me huele a París. Me huele a amor, a recuerdos, a cartas, a huellas, peinados, vestidos, zapatos caros, sábanas de franela, camas deshechas, besos en la puerta, abrazos de despedida. Me huele a impotencia, a decir ''quiero, pero no puedo''. Me huele a sueños que jamás serán otra cosa. Pero también me huele a sueños con ganas de hacerse realidad. Mi habitación huele a París. Mi cama aún está herida, como si le faltara algo. La almohada llora por las noches, y las finas tiras del atrapasueños, dejan pasar todas las pesadillas. Los peluches me miran con un destello de tristeza en la mirada, y las fotos evitan ser vistas. El espejo ya no es el mismo, ha cambiado. Ya no quiere reflejar a aquella chica arrepentida y triste que un día parecí ser. Ahora refleja a una niña orgullosa, feliz. Todo ha cambiado, todo tiene ahora más luz. Todo brilla.

Tal vez ya no estemos juntos, pero siempre nos quedarán los sueños. Los sueños y las palabras. Sí, siempre nos quedarán las palabras bonitas. Siempre nos quedará París.

2 comentarios:

  1. No se como decirlo, pero tu entrada como que hizo clik en algun lugar dentro mio y no se porque. Digamos que me senti identificada, aunque no se si es esa la palabra correcta. supongo que es la esencia del blog, de las palabras, de tu forma de escribir... Nose, a lo que voy es que me ha encantado, me ha gustado muchiisimo!
    no dejes de escribir, lo haces genial!
    Un beso!

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    1. Me encanta que me digas eso, es lo que pretendo exactamente! que la gente sienta algo al leerlo... muchas gracias, en serio!

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