Nos compadecemos de nosotros mismos, buscamos la compasión que no recibimos de los demás.
Pero a veces, y solo a veces, todo esto no es más que un impulso, un aliento, para seguir adelante. Para llegar a ser alguien. Para llegar a nuestra meta. Es un ''si todo fue bien en el pasado, puede ir bien en el futuro'', es un ''si quiero, puedo'', es un ''si he llegado hasta aquí, nadie me va a parar ahora''.
El mundo es un lugar demasiado grande para mi sola. Y no me da miedo admitir que necesito alguien en quien apoyarme. Tal vez sea un prototipo de chicas de las que ya no quedan; escribir es mi pasión, las palabras son mi mundo, y saber hilarlas mi don. Soy más soñadora de lo normal, sueño con ser algún día una escritora de bestsellers, una detective, y algo que me viene desde pequeña... una actriz. Y, para ser feliz un viernes por la tarde, no necesito más que tres o cuatro personas.
Sencillo, simple.
Y tú, seas quien seas, vivas donde vivas, y hagas lo que hagas, gracias. Gracias porque por leer esto, estás haciendo de mi sueño, la meta de mi vida, una realidad.
Y si puedes cumplir el sueño de otra persona, puedes cumplir el tuyo.